¡Hola! ¡Buen sábado!
Volvió MapaMundi con un paseo por el mundo para que te entretengas y te informes este fin de semana. Arrancamos con un itinerario de noticias intenso desde Estados Unidos, pasamos por Europa, seguimos por Medio Oriente y terminamos en Kenia con una escala en Buenos Aires. Empecemos.
Biden piquetero
Gorra de visera negra con las siglas UAW (por United Auto Workers). Pantalón y buzo azules. Y un megáfono con la bandera de Estados Unidos. Con ese look, Biden se convirtió esta semana en el primer presidente de Estados Unidos en sumarse a un piquete sindical. Ojo: no imaginen el piquete a lo argento sino en modo estadounidense (personas caminando, una detrás de otra, en forma de círculos, con pancartas y gritos).
Biden viajó hasta Michigan para participar de un piquete del UAW, el sindicato de los trabajadores del sector automotriz, que el 15 de septiembre empezó una huelga contra los tres grandes fabricantes de autos del país (“Los Tres de Detroit” -General Motors, Stellantis y Ford-) en reclamo de una mejora salarial. Es la primera vez que el sindicato toma una medida contra los tres al mismo tiempo.
En el piquete, Biden les reconoció a los trabajadores "los sacrificios" que hicieorn para salvar la industria en 2008 y dijo que por ese merecen "un aumento significativo" del sueldo. "Las empresas tenían problemas, ahora les va increíblemente bien. ¿Y saben qué? A ustedes también debería irles increíblemente bien", les dijo.
Modo campaña. Biden quiso demostrar que es el defensor de la clase obrera, de los sindicatos y artífice del resurgimiento de la industria estadounidense. El presidente les debe mucho a los sindicatos. En 2020, el respaldo del UAW a su candidatura fue esencial para que el estado de Michigan le diera sus votos a él luego de votar por Trump en 2016.
Biden apuró su viaje a Michigan el martes porque sabía que al día siguiente sería el turno de Trump, hasta ahora su más probable contendiente republicano para las presidenciales del año que viene. Pero el acto de Trump fue muy distinto.
En primer lugar, fue a una fábrica no sindicalizada y, además, no apoyó el reclamo. Se dedicó a criticar a Biden y a pedir el apoyo del UAW, presidido por Shawn Fain. Pero Fain -que no estuvo junto a Trump pero sí junto a Biden el martes- no apoyó todavía la candidatura demócrata como en 2020, aunque sí dejó en claro que nunca apoyaría a Trump, quien aplicó políticas antisindicales durante su gestión.
Trump (negacionista del cambio climático) también criticó a los autos eléctricos porque “no llegan lo suficientemente lejos y son demasiado caros” y, antes, había advertido que con el impulso de este tipo de vehículos, Biden quiere trasladar la industria a China. Pero las subvenciones a los vehículos eléctricos previstas en el plan oficial solo se aplican a los autos fabricados en Estados Unidos.
El conflicto:
¿Qué pide el sindicato? En resumen: aumentos del 36% en el salario general durante cuatro años; el fin de los distintos niveles de salarios para los empleos en las fábricas; una semana de 32 horas con 40 horas remuneradas; la restauración de los planes jubilatorios tradicionales para los empleados contratados después de 2007 (cuando cambió el beneficio, en vísperas de la crisis de 2008); y el regreso de los aumentos salariales atados al costo de vida (¿les suena?). Según AP, los trabajadores de montaje de alto nivel ganan 32,32 dólares la hora, y los trabajadores temporales empiezan con poco menos de 17 dólares.
¿Cuántos trabajadores hay en huelga? Ayer, el sindicato informó que su huelga se extendería a otros 7000 trabajadores de una planta de Ford en Chicago y una planta de ensamblado de General Motors cerca de Lansing, Michigan, debido a los magros avances en las negociaciones. De esta manera ya son unos 25.000 (alrededor del 17% de los 146.000 miembros del sindicato) los trabajadores en huelga en todo el país.
¿Qué responden las empresas? Las últimas ofertas salariales conocidas de los fabricantes fueron de alrededor del 20% para los contratos de cuatro años. También están sobre la mesa propuestas en relación a los otros pedidos. Pero dicen que no pueden afrontar costos demasiado altos porque gastarán grandes cantidades de capital en los próximos años para seguir fabricando vehículos a combustión y al mismo tiempo diseñarán vehículos eléctricos. Además, dicen que los contratos más altos harían subir los precios minoristas de los vehículos, colocando a los fabricantes de automóviles de Detroit por encima de sus competidores de Europa y Asia.
¿Subirán los precios? Depende de cuánto se extienda la huelga. A finales de agosto, los tres fabricantes de automóviles tenían en conjunto suficientes vehículos para 70 días. Después de eso, se quedarían cortos. Los compradores que necesitan vehículos probablemente acudirían a competidores no sindicalizados, quienes podrían cobrarles más. Los vehículos ya son escasos en comparación con los años previos a la pandemia, que desató una escasez global de chips de computadora que paralizó a las fábricas de automóviles. Además, los precios en Estados Unidos podrían subir incluso antes si la perspectiva de una huelga prolongada desencadena compras de pánico.
La huelga en Hollywood. Otro paro que hizo mucho ruido en Estados Unidos fue el de los guionistas de Hollywood, que finalmente terminó esta semana después de casi cinco meses, en los que toda la producción de tele y cine se vio afectada. El famoso sindicato Writers Guild of America logró un acuerdo de tres años con los estudios que incluye logros significativos en los principales reclamos (compensación, duración del empleo, tamaño del personal y control de la inteligencia artificial). Pero lo que realmente le importa al grueso de la gente en sus casas es: ¿cuándo vuelven los programas que nos interesan? Los primeros en regresar serán los late night shows (como el de Jimmy Kimmel, Jimmy Fallon y Stephen Colbert). Volverán este lunes, pero probablemente escaseen los invitados porque la huelga de los actores sigue en marcha.
El fantasma del shutdown
Como suele pasar cuando el oficialismo no cuenta con una clara mayoría en el Congreso, esta es la semana del año en que la palabra “shutdown” se convierte en tendencia en Washington. Es que esta medianoche vence la ley de presupuesto de este año y el Estado se queda técnicamente sin fondos para seguir operando porque el Congreso no logra aprobar la financiación para el nuevo período. Si los partidos no llegan a un acuerdo, entonces habrá un virtual cierre de gobierno o, como le dicen allá, un shutdown.
Normalmente, cuando se acerca la fecha límite, los legisladores de ambos partidos acuerdan una financiación temporal basada en las solicitudes del año anterior (llamada resolución continua), una forma provisional de mantener abiertas las agencias hasta que el Congreso pueda llegar a un acuerdo. Pero eso no está sucediendo. En el Senado se logró, pero en la Cámara de Representantes las negociaciones están más que complicadas. Un grupo de legisladores que responden a Trump rechazan respaldar cualquier texto que incluya ayuda financiera a Ucrania, como pretende la Casa Blanca, y exige grandes recortes. Al frente de las negociaciones se encuentra el presidente de la Cámara baja, el republicano Kevin McCarthy, que no solo no logra alcanzar un acuerdo sino que los conservadores del ala dura amenazan con destituirlo de ese cargo si pacta con los demócratas condiciones intermedias. (Si vieron la genial serie Veep–y si no lo hicieron, háganlo, está en HBO-, hay un capítulo genial dedicado a las negociaciones frenéticas que suele haber para esta fecha).
Sin acuerdo de último minuto entre hoy y mañana, la mayor economía del mundo funcionará a medias desde el lunes: 1,5 millones de funcionarios estarán en desempleo técnico, el tráfico aéreo se verá perturbado y los parques nacionales cerrarán. Los servicios considerados "esenciales" serán mantenidos. Acá pueden repasar todos los efectos de esta situación.
Vale aclarar que este bloqueo no sorprende del todo a nadie. Estados Unidos ya tuvo 21 “shutdowns” desde 1976. En el peor de los casos, la Casa Blanca teme que se repita el cierre de 2018, el más largo y reciente, que duró 35 días.
Senadora a los 90: ¿sí o no?
Dianne Feinstein era una figura histórica del Partido Demócrata y era la senadora de mayor edad en el Capitolio, con 90 años. El jueves, participó de una sesión en la Cámara alta, donde se la vio caminar sin asistencia para emitir su voto. Pero esa misma noche, murió en su casa en Washington, informó ayer su familia, en un anuncio que conmocionó a Washington y al mismo tiempo volvió a poner el foco sobre la edad de los políticos en Estados Unidos.
Feinstein rompió varias veces el techo de cristal y todas sus colegas la elogiaron por haber sido una mujer que abrió el camino para muchas. Fue la primera alcaldesa de San Francisco, tras el asesinato en 1978 de su predecesor George Moscone y del político Harvey Milk (el de la película de Sean Penn). En el Senado, fue una de las dos primeras senadoras de California, la primera mujer en encabezar el Comité de Inteligencia del Senado y la primera mujer en ocupar el cargo de demócrata de mayor jerarquía del Comité Judicial. También fue la senadora más longeva; estuvo más de 30 años en el cargo. Pero su salud comenzó a empeorar visiblemente en los últimos años, sobre todo en este, cuando estuvo ausente casi por tres meses de su banca porque tuvo herpes zóster, que derivó en una encefalitis. Su ausencia en un Senado donde cada voto vale (los demócratas tienen una ajustadísima mayoría de 51-49, contando a tres senadores independientes) se hizo sentir en los demócratas, algunos de los cuales empezaron a pedir su renuncia. Ella rechazó estos pedidos y confirmó que se quedaría hasta que venciera su mandato, en enero de 2025, aunque ya había anticipado que no se postularía para la reelección el año próximo.
Ahora el gobernador de California, el demócrata Gavin Newsom, deberá definir quién ocupará la banca, con ciertas limitaciones: en el pasado, ante una eventual renuncia de Feinstein, ya había adelantado que sería una mujer negra y alguien que ocupe el puesto interinamente, lo cual excluye a los posibles aspirantes para el año próximo. En esta nota, The Washington Post repasa algunos posibles nombres.
El fin de una “república”
Los armenios de Nagorno Karabaj anunciaron esta semana la disolución de su república separatista que habían defendido durante tres décadas, de la que unos tres cuartos de la población huyó desde que Azerbaiyán lanzó una ofensiva relámpago la semana anterior.
En un decreto, Samvel Shajramanyan, dirigente del enclave de mayoría armenia, anunció la disolución de "todas las instituciones gubernamentales y organizaciones (...) a 1 de enero de 2024". Esto significa que "la república de Nagorno Karabaj", conocida por los armenios como Artsaj, "cesa su existencia". Desde Ereván, el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, dijo que según sus previsiones "en los próximos días no habrá armenios en Nagorno Karabaj". El gobierno armenio dijo ayer que casi 93.000 personas de los 120.000 habitantes armenios del enclave habían cruzado ya a su territorio.
"Se trata de un acto de limpieza étnica", denunció Pashinyan.
Azerbaiyán niega esa acusación y afirma que no está obligando a la gente a marcharse y que garantizará los derechos cívicos de los armenios étnicos. Los armenios de Karabaj dicen que no se fían de esa promesa, conscientes de la larga historia de derramamiento de sangre entre ambas partes, incluidas dos guerras desde la desintegración de la Unión Soviética.
El conflicto. Nagorno Karabaj es una región montañosa de etnia armenia dentro de Azerbaiyán, en el sur de la cordillera del Cáucaso. Cuando Azerbaiyán y Armenia formaban parte de la Unión Soviética, la región fue designada república autónoma, pero a medida que se deterioró el control central de Moscú sobre las regiones remotas, surgió un movimiento en Nagorno Karabaj para su incorporación a Armenia. Las tensiones estallaron en violencia en 1988, en una guerra que duró hasta 1994. Azerbaiyán recuperó el control de partes de Nagorno Karabaj, y grandes franjas de territorio adyacente que estaban en poder de los armenios, en una guerra de seis semanas en 2020, expulsando a decenas de miles de armenios que el gobierno en Bakú declaró que se habían asentado ilegalmente.
¿Qué pasó ahora? La semana pasada Azerbaiyán lanzó una ofensiva militar relámpago y obligó a los armenios a capitular en 24 horas, sin que intervinieran los soldados rusos de mantenimiento de la paz, desplegados en esa zona desde finales de 2020. Armenia tampoco intervino militarmente esta vez, lo que abrió la vía a la reintegración efectiva de la región a Azerbaiyán. La ofensiva dejó 213 muertos del lado armenio. Ayerbaiyán dijo haber perdido a 186 de sus soldados, 12 funcionarios y un civil.
Otros temas
Sánchez, preparate que entrás. Mientras tanto, España sigue esperando saber quién será su próximo presidente. Después de las elecciones de julio, que dejó un escenario complejo para un sistema parlamentario como el español (se los conté acá), ayer finalmente el líder del conservador Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, no logró los apoyos suficientes en el Congreso para ser investido presidente pese a haber sido el candidato más votado en las elecciones. Consumado el anunciado fracaso, ahora llega el turno del socialista Pedro Sánchez (quien sigue siendo presidente en funciones hasta que se defina si seguirá en el poder o no). Mientras, en lo formal, la semana próxima el rey Felipe VI debe encargarle la formación de gobierno, el PSOE está negociando hace semanas para conseguir el apoyo clave de los independentistas catalanes, que no dejan de aumentar sus demandas (primero, una amnistía para sus presos, pero ahora también un referéndum de autodeterminación). En caso de que el socialista no consiga articular una mayoría antes del 27 de noviembre, se convocarían nuevas elecciones para mediados de enero.
Trágica boda en Irak. Un casamiento en Irak terminó de la peor manera esta semana, cuando el encendido de unos fuegos artificiales dentro del salón de la fiesta derivó en un incendio letal: más de 100 muertos y 200 heridos. Los novios sobrevivieron y quedaron internados por quemaduras. Además, detuvieron a 14 personas, entre ellas al dueño del salón y tres invitados. Los videos son impresionantes.
Cuidado con el perro. La maratón de Buenos Aires del fin de semana pasado dejó una anécdota insólita que Robert Kimutai Ngeno no olvidará jamás, aunque hará todo lo posible por hacerlo. Ngeno es un corredor keniata de 29 años que iba primero en la carrera pero que, después de superar los 25 km, un perro se le acercó y comenzó a ladrarle y a perseguirlo por algunos minutos, lo cual lo desconcentró y le hizo perder la delantera. Finalmente, quedó tercero, detrás de dos compatriotas.
El episodio llegó hasta Kenia, donde los titulares de los diarios locales hacían hincapié que por culpa del perro suelto, Ngeno se perdió un generoso premio de 1,1 millones de chelines keniatas (unos US$7500). El tema también alimentó las tensiones políticas locales: un senador de la oposición criticó al gobierno de turno por su inacción frente al problema del perro en Buenos Aires: “Por desgracia, el incompetente secretario de Deportes, Cultura y las Artes Ababu Namwamba y la letárgica federación de atletismo keniata no consideró sabio protestar y pedir a las autoridades argentinas que investiguen el hecho. Al atleta le robaron su dignidad y estuvo sujeto a burlas inimaginables”. El exministro de Turismo del país, Mohammed Hersi, se sumó a las críticas: “Argentina, simplemente otro país del tercer mundo con cinturones de Prada en donde los dueños de los perros no les pueden poner correa cuando se delimita un recorrido para una maratón”. Al volver a su país –meca del running- Ngeno simplemente dijo que espera “olvidar esto rápidamente”.
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¡Hasta el próximo sábado!
Juli Nassau