Empezó una nueva guerra: ¿qué pasó entre Hamas e Israel y cómo puede seguir?
Una edición especial de Mapamundi para entender el ataque de Hamas a Israel que conmovió al mundo
¡Hola! ¡Buen domingo!
Bueno… quedó en “borradores” el newsletter que les iba a mandar ayer con las 10 noticias internacionales de la semana y de más está decir por qué: ayer empezó una nueva guerra. Hay MUCHO para decir y esto recién empieza, pero intentaré repasar los puntos centrales para entender qué está pasando entre Israel y Hamas.
En resumen: El grupo terrorista Hamas, que gobierna la Franja de Gaza desde 2007, lanzó un asalto totalmente sorpresivo ayer por la mañana sobre Israel por tierra (militantes lograron romper las vallas en algunos de los 60 kilómetros de frontera que separan al enclave de Israel), por aire (con miles de misiles) y por mar (con lanchas).
Es un ataque sin precedentes por su escala y el factor sorpresa. Al menos dos características lo hacen único: un grupo terrorista claramente menos poderoso que el elogiado Ejército israelí logró burlarse de la seguridad y la inteligencia de Israel y sorprenderlos con un ataque que dejó cientos de muertos; y el secuestro de decenas (o cientos) de israelíes (la mayoría, civiles), que fueron trasladados a la Franja de Gaza, con la intención de negociar un intercambio de prisioneros y probablemente otras condiciones.
¿Cómo fue el asalto? En el peor ataque a Israel desde el que comenzó la Guerra de Yom Kippur en 1973 (que también fue sorpresa), hombres armados de Hamas (acá podés leer más sobre el grupo terrorista palestino y acá sobre el conflicto Israel-Palestina) usaron explosivos para abrir huecos en la valla que divide Gaza de Israel y cruzaron con motos, camionetas, lanchas e incluso parapentes, en una histórica irrupción en territorio israelí. Una vez adentro comenzaron los ataques por tierra en 22 localidades cercanas a la Franja, que dejaron impresionantes imágenes de civiles muertos en las calles e incluso adentro de autos. Al mismo tiempo, lanzaron miles de cohetes que cayeron en ciudades más alejadas y generalmente protegidas por los reconocidos sistemas de defensa antimisiles israelíes (como la Cúpula de Hierro), entre ellas, Tel Aviv. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, declaró la guerra contra Hamas y prometió que el grupo pagaría "un precio sin precedentes", aunque admitió que "esta guerra tomará tiempo y será difícil". Las represalias empezaron ayer mismo, con bombazos a lo largo de la Franja, un diminuto y sobrepoblado territorio sobre el Mediterráneo. Hasta el momento, Israel reportó 600 muertos (entre ellos, hay argentinos) y decenas de desaparecidos. El Ministerio de Salud de Gaza dijo, por su parte, que murieron al menos 370 palestinos.
¿Por qué atacaron? Muhammad Deif, líder del ala militar de Hamas, dijo en un mensaje que el grupo había decidido lanzar una “operación” para que “el enemigo entienda que el tiempo de sus ataques sin rendición de cuentas ha terminado”. Entre los motivos del ataque, mencionó la ocupación israelí de Cisjordania (que capturó durante la guerra árabe-israelí de 1967), la detención de miles de palestinos en cárceles israelíes y la disputa en torno al complejo de la Explanada de las Mezquitas, donde se encuentra la mezquita de Al-Aqsa, un sitio sagrado tanto para los musulmanes como para los judíos que sigue siendo el corazón emocional del conflicto palestino-israelí. Hamas de hecho llamó a la operación “Tormenta de Al Aqsa”. En los últimos años, los nacionalistas religiosos israelíes incrementaron sus visitas al complejo y la semana pasada, durante Sucot (el festival de la cosecha judía), cientos de judíos ultraortodoxos y activistas israelíes visitaron el lugar, lo que provocó la condena de Hamas.
El ataque ocurre cuando en Israel gobierna una coalición de ultraderecha encabezada por Benjamin Netanyahu, que esta vez para llegar al poder debió pactar con nacionalistas y ultrarreligiosos que prometen mano dura contra los palestinos. En los últimos meses, el gobierno redobló la construcción de asentamientos en Cisjordania y la violencia de colonos israelíes ha desplazado a cientos de palestinos en la zona. Además, crecieron las protestas palestinas en Gaza para que Israel haga concesiones que puedan aliviar el bloqueo de 17 años sobre el enclave y ayudar a detener una crisis financiera cada vez más grave para sus residentes.
Hay otro factor que también es señalado por los especialistas, y es geopolítico: el ataque pudo tener el objetivo de congelar (o boicotear) las conversaciones para normalizar las relaciones entre Arabia Saudita e Israel (negociaciones promovidas desde Estados Unidos), un acuerdo que podría dejar a la deriva a los palestinos y mejoraría la posición de Israel en el mundo árabe. El acuerdo también beneficiaría a la moderada Autoridad Palestina que gobierna Cisjordania, por la enorme inyección de dinero de parte de Arabia Saudita, y porque imponía restricciones a los asentamientos israelíes en Cisjordania para preservar la “solución de dos Estados”, como menciona Tom Friedman en su columna de hoy en el New York Times. Como resultado, los líderes de la Autoridad Palestina en Cisjordania habrían tenido la legitimidad que tan desesperadamente necesitan entre las masas palestinas, amenazando la legitimidad de Hamas.
¿Qué falló? Esta es la gran pregunta que recorre un Israel en shock en estas horas, donde incluso comparan el ataque de Hamas con el 11 de septiembre de Estados Unidos, por el factor sorpresa y por la asimetría de las fuerzas. Los cuestionamientos apuntan al sistema de inteligencia y de seguridad de Israel, con una reputación internacional, que sin dudas fracasó. “Hamas ha estado planeando esto durante mucho tiempo. Obviamente, se trata de un ataque muy coordinado y, lamentablemente, lograron sorprendernos tácticamente y causar un daño devastador”, dijo un exfuncionario de seguridad de Israel, todavía sorprendido. Más allá de la respuesta de Israel a Hamas, también será interesante ver cómo “Bibi” Netanyahu responde internamente a estos errores.
El dilema de los secuestrados. Una de las particularidades de este golpe fue que los terroristas de Hamas secuestraron israelíes durante su incursión y los llevaron arrastrados a Gaza, donde los mantienen cautivos. Las imágenes de esos traslados recorrieron el mundo y fueron seguidos por testimonios de familiares de desaparecidos para conocer el destino de esas personas de las que no tienen noticias. De esos videos, de los más virales y llamativos fueron los de los asesinatos y secuestros en un festival de música que tenía lugar en un desierto cerca de la Franja de Gaza el sábado a primera hora (había arrancado el viernes), donde incluso hubo jóvenes que estuvieron horas escondidos entre los árboles para intentar salvarse. Muchos no lo lograron. Se habla, en total, de unos 100 secuestrados, la mayoría civiles (incluidos niños y adultos mayores), aunque todavía no hay números precisos. ¿Para qué quiere Hamas a los civiles israelíes? Para un intercambio de prisioneros, probablemente tan dispar como el del soldado Gilad Shalit, capturado en 2006 y devuelto cinco años después a cambio de más de mil prisioneros palestinos retenidos por Israel. Según la Asociación de Prisioneros Palestinos, actualmente hay más de 5000 palestinos presos en Israel. El secuestro de los israelíes también puede condicionar la respuesta de Netanyahu, ya que podrían ser utilizados como una suerte de “escudo humano” en Gaza. Para Netanyahu, el tema de los rehenes le reaviva un trágico capítulo personal: en 1976, su hermano mayor murió rescatando rehenes en el aeropuerto de Entebbe, Uganda.
Un momento complejo en Israel. El ataque golpeó a Israel en uno de los momentos más difíciles de su historia, después de meses de históricas protestas contra el gobierno de ultraderecha por sus medidas de tintes autoritarios, especialmente una controvertida reforma judicial para debilitar a la Corte Suprema (mientras Netanyahu enfrenta causas judiciales de corrupción) que le significó a “Bibi” incluso condenas de aliados internacionales. El movimiento de protesta contra Netanyahu provocó fuertes divisiones en la sociedad israelí y llevó a cientos de reservistas a amenazar con dejar de ofrecerse como voluntarios para presentarse al servicio. Sin embargo, ayer se vio una fuerte reacción de los reservistas ante el ataque de Hamas, algo que podría fortalecer el poder de Netanyahu, aunque, por otro lado, también será cuestionado por las fallas en la seguridad. Un golpe duro para un dirigente que siempre se mostró como un garante de la seguridad de Israel.
¿Cómo sigue el conflicto? ¿Puede extenderse a otras zonas? Netanyahu dijo hoy que la “primera fase” de la respuesta de Israel había llegado a su fin, afirmando que sus fuerzas ya habían sacado a la mayoría de los militantes de Hamas de su territorio. Mientras tanto, los bombardeos hacia Gaza continúan, y surgen especulaciones sobre una invasión terrestre, algo que podría tener consecuencias difíciles de anticipar. Por otro lado, algunos países de la región parecían dispuestos a mediar en unas conversaciones de paz por ahora poco viables.
Además, crecen los temores a que el conflicto tenga otros frentes. Mientras estallaron enfrentamientos entre palestinos y fuerzas israelíes en Cisjordania, Hezbollah, el grupo militante chiita libanés que libró una guerra con Israel en 2006, dijo esta mañana que había atacado tres puestos israelíes con proyectiles de artillería y misiles guiados en el área de Shebaa Farms, tierra que considera territorio libanés ocupado. Hamas había instado a los grupos armados del Líbano a unirse a sus ataques. Los vínculos de Hezbollah y Hamas con Irán (principalmente de provisión de armas y financiamiento) están en la mira de algunos países de Occidente –como Estados Unidos-, que sospechan de su posible rol en el ataque de ayer. El vocero de Hamas, Ghazi Hamad, le dijo a la BBC que Irán tuvo una participación directa en el ataque. Irán es un viejo enemigo de Israel que además rechaza firmemente la posibilidad de un acuerdo entre Israel y Arabia Saudita (otro rival de Teherán).
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Si no pasa nada tan extraordinario como una nueva guerra, la semana que viene nos reencontramos en nuestros sábados habituales.
¡Buen domingo!
Juli Nassau